Podría ser aquella que nos dio el subcampeonato de liga en los lejanos años 20. También la del Racing meteórico de principios de los cincuenta. O quizás la del retorno en el 93. O la de los hombres de Marcelino. Ejemplos, seguro que hay muchos más, de planteles dignos de recordar. Pero no. No es ninguna de ellas.

La mejor plantilla de la historia, no cuenta en sus filas con jugadores extranjeros. Porque independientemente del lugar de origen de cada uno, todos son de la casa. La unen lazos familiares, pasiones de abuelos que hoy viven sus nietos. Esta plantilla, celebra en las victorias y alienta en las derrotas. Luce con orgullo sus colores verdiblancos cuando juega lejos de su templo. Lejos de El Sardinero. Devoradora de kilómetros.

La mejor plantilla de la historia, está curtida en mil galernas. Cicatrices de bronce en su escudo de oro. Siente ese cosquilleo en su estómago en la previa de cada partido. Como si fuese el primero. Fiel, nunca marchará en ningún mercado de invierno. A veces se cabrea, a veces se desespera. Pero siempre vuelve. Y ahí sigue, y seguirá, llueva o sople sur. Con su equipo, con su Racing.

Tú, eres parte de la mejor plantilla de la historia.