Los desplazamientos, en los más de 100 años de historia verdiblanca, han dado mucho de sí. Hoy en día el club se desplaza en modernos autobuses, aviones de línea regular, incluso algún que otro vuelo chárter, pero no siempre ha sido así. Tiempo atrás la logística se convertía en una auténtica proeza…
En el delicioso libro de Teodosio Alba, conmemorativo de los 75 años de vida del club, se narra , por ejemplo, cómo el club tenía que desplazarse a Sabadell en tres taxis. Aquellos viajes a Barcelona, donde alguno de los jugadores tenía sentado en una banqueta en el pasillo del pequeño autobús de Pancho (como recordaba el querido Terio).
Era tan tortuoso el asunto de los viajes, que hasta se tuvo que ir a Ferrol en barco. Bueno, mejor dicho se empezó navegando, para terminar el viaje en autobús. El vapor Escolano, que transportaba a la plantilla verdiblanca, tuvo que atracar en Gijón. Una vez allí, Campón y Lobera desembarcaron alegando que se mareaban. Una demora inesperada hizo que, finalmente, toda la expedición continuase el viaje hasta tierras gallegas en autobús.
En los años 20, cuando se tenía que salir de la provincia por carretera, los viajes se hacían gracias a coches prestados por aficionados o por el presidente. Incluso se viajaba en moto o en sidecar. Todos partían a la vez, pero cada uno llegaba a su destino cuando buenamente podía. Algún viaje a Bilbao se hizo en el tiempo récord de !12! horas.
Cuando se viajaba en tren, el club recomendaba ir en tercera clase y hospedarse en hoteles modestos, según recogían las propias actas del club. Para ir a las islas baleares se empleaba el barco en lugar del avión, ya que el precio del aeroplano era prohibitivo. El primer viaje en avión fue en 1946, en un vuelo Barcelona-Palma.
Pero tal vez uno de los peores viajes, por su duración, era el que tenía como destino Melilla. En 1948, se iniciaba el viaje un miércoles por la mañana, para volver a Santander más de una semana después, con el tiempo justo para preparar el próximo partido.