Éxitos y fracasos. Esperanzas truncadas y felicidades inesperadas. Ascensos y descensos. Penas y alegrías. Es nuestra historia. Curtidos en mil galernas. Cara, cruz…pero siempre en verdiblanco.

Yo era un criuco. No tengo recuerdos para juzgar aquella temporada , torcido renglón en nuestro viejo cuaderno verdiblanco. Pero imagino que, aquella tarde,  en el Sardinero, muy poca gente imaginaba el final que le esperaba al equipo después de ver como se goleaba al Sabadell.

Cuatro a cero. Cinco minutos mágicos en los que un joven (24) Marcelino García Toral logró un doblete. Tarde en la que Geli (21) se estrenó como goleador vistiendo la verdiblanca.

Gol de Marcelino (DM)

Aquella noche del 25 de marzo de 1990, cuando finalizó la 29ª jornada de competición, nos fuimos a dormir en el 8º puesto de la tabla de Segunda División. Muy cerca de la promoción provisional (1 pto) , muy lejos del descenso ( 7 ptos). Cuando las victorias valían dos unidades.

¿Qué sucedió después? Quizás haya sido la mayor paparda de la historia. El papardazo padre. Nueve partidos por delante. Seis derrotas y tres improductivos  empates. 11 goles en contra, 3 a favor.

3 puntos de 18. Pese a los raquíticos números, hubo un último partido para la esperanza. Entre verdiblancos. En casa, contra el Betis. Un último cartucho. Pero dicen, los que vivieron aquel episodio, que  aquella bala ya venía marcada. Cosas de armeros. 1-3. Descenso.

Condenados a la Segunda B, poco duró el suplicio. Un año.

Aúpa Verdiblancos!